2 dic 2012

EL OLIVAR DEL LADRÓN

8 escudos. Felipe V. Foto: Rut, de las Heras Bretín. Museo Arqueológico Nacional

Tomando el camino que iba de la villa de Hortaleza a la de Barajas, se llegaba a un pequeño valle y junto a un manantial que nacía a la sombra de unos viejos y esbeltos pinos, se alzaba una gran casa de labor, a la que todos llamaban La Casa de La Hinojosa.

Como una isla blanca, se encontraba rodeada de un mar verde, formado por 10.000 olivos y 55.600 cepas, que se extendía, desde Canillas, por los términos de Barajas y Rejas.

Estos campos eran probablemente la tierra cultivada más hermosa y cuidada que se podía contemplar al este de la ciudad de Madrid.

La casa tenía molino de aceite, una bodega con numerosas tinajas, una era, cuadras, pajares y una alberca donde se recogía el agua del manantial, que en una medición que se hizo a principios del siglo XX, daba un caudal de 60 metros cúbicos al día y en verano.

Con el transcurso del tiempo, el nombre original devino en "La Hinojosa" (lugar poblado de hinojos) sustituyendo al primitivo Olivar de Hinojosa, borrando así de la memoria colectiva el nombre del señor propietario de esas fincas.

Para saber quién fue este señor tenemos que remontarnos al siglo XVIII, tiempo este en que, en Hortaleza y pueblos limítrofes, se daba una buena cosecha de aristócratas y ricos burgueses en busca de un clima saludable y de las rentas de sus posesiones.
Pero vamos al tajo: ¿Quién fue el tal Hinojosa y como pudo acumular tan gran hacienda?

Nicolás de Hinojosa era un gaditano que fue labrándose desde joven y con algún “enchufe” una carrera de tesorero en el ejército, en donde, por ser tiempo de guerras, se movían grandes cantidades de dinero. Parece que el hombre de tanto manejar fondos públicos se fue aficionando a la sustracción de algunas “perrillas” para sus gastos particulares. El caso es que debido a su “maestría” en la contabilidad fue ascendiendo hasta lo más alto del escalafón, llegando a ser Tesorero General del rey Felipe V. Esto para Don Nicolás era ya caza mayor, por sus manos pasaban fortunas que financiaban guerras y pagaban subsidios para satisfacer los deseos de la reina consorte Isabel de Farnesio, que pretendía colocar a sus retoños al frente de algún reino por Italia o Austria.

Con una parte de lo que estafó fue comprando casas y fincas hasta conseguir los 3.600.000 m2 que ocupaba el latifundio.

Don Nicolás disfrutó en vida de sus posesiones y riquezas. Solamente 10 años después de su muerte, se percataron en Hacienda del agujero que había dejado en las arcas públicas, pudiéndose demostrar un robo de unos 4.500.000 reales.

La Casa de La Hinojosa se encontraba muy cerca de lo que es hoy la rotonda de entrada a la ciudad deportiva del Real Madrid, con el paso de los años fue abandonada y se convirtió en refugio para las ovejas y lugar de citas para las parejas. En el año 1969 se hizo famosa por el conocido como “crimen de la tinaja”, uno de los sucesos en los que intervino la guardia civil de Hortaleza, pero esa es ya otra historia.




Fuentes:
Estado débil y ladrones poderosos en la España del siglo XVIII / Santos Madrazo.
Hemerotecas y fuentes propias.

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