En el siglo XIX aparecen en la
lista de propietarios del Palacio de Buenavista los ricos burgueses.
40 años estuvo en manos del gallego
Juan José Marcó del Pont. Perteneciente a una familia de origen catalán que
amasó una inmensa fortuna, en el comercio con la América española y asaltando
naves, de naciones enemigas, con una flota de barcos corsarios que tenía su
sede en el puerto de Vigo. Banquero y acaudalado hombre de negocios, invirtió
gran parte de su capital, en financiar
la causa absolutista, primero, y carlista, después, llegando a ser
ministro de hacienda del gobierno del pretendiente al trono.
Tras la ocupación francesa la quinta fue expropiada por gobierno de José Napoleón I y sufrió los avatares y destrozos de la guerra de la independencia, siendo cuartel de tropas francesas, inglesas, y del regimiento de infantería de línea Castilla nº 16. Marcó la recuperó en 1813 emprendiendo la restauración del edificio, la modernización de las instalaciones agrícolas y el embellecimiento de los jardines.
Tras la ocupación francesa la quinta fue expropiada por gobierno de José Napoleón I y sufrió los avatares y destrozos de la guerra de la independencia, siendo cuartel de tropas francesas, inglesas, y del regimiento de infantería de línea Castilla nº 16. Marcó la recuperó en 1813 emprendiendo la restauración del edificio, la modernización de las instalaciones agrícolas y el embellecimiento de los jardines.
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Vallejo. "Asesinato de Quesada".1845
ÁLBUM DEL SIGLO XIX. MUSEO ZUMALAKARREGI.DIPUTACIÓN FORAL DE GUIPÚZCOA.
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En una propiedad anexa al palacio
fue donde en 1836 se produjo la reclusión y posterior linchamiento del General Quesada, hechos en los que intervino la guardia nacional de Hortaleza, que había sido armada y
uniformada por Marcó del Pont. Este señor terminó con sus huesos en el Castillo
de Peñiscola por su participación en varias conspiraciones ultra-absolutistas
contra el gobierno. Murió exiliado en Francia y la posesión pasó, por un
litigio judicial, a manos de la familia de Godoy, que se deshizo de ella en
cuanto pudo.
Después perteneció 25 años a los Urzaiz, familia de la
“high-life” madrileña, (o como decían los castizos: del “ay gilí”) acaparadora
de todo tipo de propiedades en Hortaleza, incluida la Huerta de la Salúd, y que
llegó a comprar al Patrimonio Real el palacio de la Moraleja.
(Continuará)
(Continuará)
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