Guion del Cuerpo de Carabineros. elinfante.es |
Durante la guerra civil el noviciado de la Sagrada Familia había sido cuartel de la CNT-FAI, cuartel de “el Campesino” (famoso jefe militar comunista) y academia de Carabineros.
Tras la
rebelión del coronel Segismundo Casado se sucedieron varios días de fuertes combates
entre las dos facciones republicanas, hasta el 11 de marzo de 1939, en que las
tropas de Casado entran en Hortaleza, poniendo en desbandada a sus oponentes y aplastando
el último foco de resistencia en la Huerta de la Salud. La huida precipitada de los cuarteles dejó
desperdigado todo tipo de armamento y pertrechos militares, que sirvieron a los
chavales del pueblo como peligroso entretenimiento, hasta que las Divisiones de
Requisa franquistas se hicieron cargo.
El
día 28 el Comandante Militar de la Plaza destituyó a los vocales del Consejo
Municipal republicano y los encarceló, junto a otros vecinos, en “La Casa de
los Padres” del convento. Dieciséis de los detenidos fueron fusilados en los
siguientes meses.
Casa de los Padres. Foto de 1914.
1936-1939 Sede del Consejo Municipal Republicano de Hortaleza.
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En la
posguerra, la finca era Parque de Automovilismo del Ejército cuando el Auxilio
Social de Falange Española y de las JONS le echó el ojo, con la primera intención
de poner allí la sede principal de su movimiento. Aunque las monjas se negaron a
cederla inicialmente, recibieron presiones de las “más altas” esferas del
régimen y terminaron por claudicar. En octubre de 1941 el general Franco inauguró
el Hogar Clara Eugenia para niñas.
William Beckford por Sir Joshua Reynolds. 1782.
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Ocho años más tarde, el 25 de
octubre de 1949 a las 5:30 de la tarde, una chispa prendió en una de las
chimeneas del palacio, declarándose un voraz incendio. A pesar de la pronta intervención
de los vecinos -que arrojaron por las ventanas muebles, máquinas de coser y
pianos-, y de la labor de tres parques
de bomberos de la capital, la acción continuada del fuego durante 6 horas, lo redujo
todo a cenizas. Este fue el final del palacio, que junto a sus
hermosos jardines; su cuidada huerta de árboles frutales; sus fuentes, estanques y acequias; y su frondosa
alameda, había proporcionado tanto
placer a los que lo conocieron. Como el escritor William Beckford, que comparando
a nuestro pueblo con un elitista barrio londinense proclamó:
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